México pierde su esencia

Desde niña, en mi casa nos enseñaron a ser muy independientes. Mi madre, al ser italiana, no se comportaba como las demás, no era cálida, ni protectora y nos dejaba asumir nuestras consecuencias. En casa no había tortillas recién hechas ni frijoles refritos de los cuales llegaba el aroma del hogar de a lado, nosotros comíamos ensalada que, si bien era nutritiva, no era deliciosa como la mexicana. Esas cosas me acercaron más a mi padre, un mexicano orgulloso de su país y receloso de la diferente cultura de mi madre.

Los vecinos nos veían raro y con recelo por ser “distintos”, y por nuestro acento, ni mexicano ni italiano, éramos la comidilla de los niños del barrio, sin embargo, en aquellos días nos enseñaban a reír y ser fuertes a pesar de los cometarios de los demás, y aunque en realidad hoy lo llaman racismo, yo lo recuerdo como algo que nos hizo más fuertes.

Como era de esperarse, mi madre no soportó el carácter fuerte de mi padre, un mexicano un tanto “cuadrado” y muy mandón, y tras la separación, mi hermano y yo decidimos quedamos con él debido a que preferíamos la calidez de este país, el amor y la unión que este pueblo irradiaban. Sí, desde niña aprendí a amar a México con toda mi alma. Siendo independiente desde joven, siempre trabaje y estudie y me dediqué a viajar por todos los Estados y municipios del país. Viajar en auto para recorrer sus capitales, pueblos y playas, era mi pasión. Durante años viajé por lugares remotos y escondidos, no me quedaba en hoteles de lujo, me internaba en los pueblitos gozando de la hospitalidad y amabilidad de los lugareños de buena fe, los cuales me orientaban y apoyaban, haciéndome sentir orgullosa de ser mexicana…

Hace años que dejé de viajar así y dejé de practicar el surf en las playas solitarias que eran mis favoritas para el surf. Hoy, viajar como antes lo hacía es solo sueño para nuestros jóvenes que viven con temor incluso de salir a la calle, ya no hablemos de la imposibilidad de explorar solos su país. La tranquilidad, la amabilidad, la cordialidad, la calidez están sucumbiendo frente al temor. México ha cambiado, se ha convertido en nido de delincuentes, y aunque siendo honestos la violencia no empezó en este sexenio, por lo menos antes podíamos ver una autoridad que mediaba la situación o enfrentaba al crimen tratando de que la violencia no se saliera control. Hoy, estamos ya totalmente desamparados. No hay estrategias para incentivar la economía y mucho menos para proporcionar la más mínima seguridad pública. El gobierno no hace nada para ayudar a su pueblo y rescatarlos de las garras de la pobreza y la criminalidad, solo «compran» ciudadanos (que son los más afectados) con ayudas clientelares, convirtiéndolos en ciudadanos sin amor al país, que solo estiran la mano por dinero a cambio de un voto. Ocasionando que, si antes los jóvenes batallaban para posicionarse en puestos relacionados a sus estudios, hoy simplemente terminan tirando la toalla o los acercan más a la delincuencia.  A las autoridades les pagan por su silencio y complicidad, y para colmo, ahora hay hasta extranjeros en la política opinando y defendiendo sin pudor la corrupción y la mezquindad que ha traído este gobierno de la 4T.

Éste es el primer gobierno que, con grosero cinismo, se ufana saludando a parientes de delincuentes, protegiéndolos, liberándolos y acepta normalizar el hecho que los criminales, narcos, secuestradores y asesinos, tenga el mismo trato y derechos que los ciudadanos de bien que jamás hacen daño a nadie.

Los mexicanos de bien hemos trabajado mucho durante mucho tiempo para salir adelante, sin embargo, ahora somos rehenes de los políticos criminales que hasta nos insultan a pesar de que ellos son servidores públicos, empleados a nuestro servicio.

Es increíble que los políticos de siempre estén aun encostrados en el poder. Hace tiempo que están dejando a un lado una sociedad joven detrás de ellos que viene pujante, los dejan sin oportunidad de desarrollo en la política, y mucho menos para tomar las riendas de un país que se cae a pedazos, no solo en política y economía, también en valores y educación. Dicen que la juventud es el fututo del país, pero aquí en México, desde que soy pequeña, sigo viendo los mismos personajes políticos avariciosos e incompetentes robando a manos llenas.

Hoy, los ciudadanos de bien estamos cansados da tanta corrupción y desgobierno, por lo que ya no solo queremos, “exigimos” a los gobernantes cambios inmediatos para obtener seguridad y servicios de salud gratuitos y suficientes. Exigimos condiciones dignas para nuestros adultos mayores, para honrar su historia de esfuerzo, y exigimos educación de calidad, protección y respeto a la niñez en todos los sentidos.

Parece inútil, pero todo esto es posible, solo necesitamos generaciones de políticos jóvenes y honestos, con nueva fuerza, nuevos bríos, preparados, con valores y amor por la gente de todas las clases sociales y atención a todos los segmentos de país, pero sobre todo con vocación de servir. Nos urgen esas generaciones modernas con una educación sustancial para que nos ayuden a encontrar mejores oportunidades de crecimiento y desarrollo.

No debemos permitir que la ambición de gobernantes corruptos nos arrebate la esencia de lo que es ser un buen mexicano.

4 de Diciembre de 2022 | Por Elsa Cano para Acción Civil Mexicana

1 comentario en “<strong>México pierde su esencia</strong>”

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