Por Gildo Garza
En los ochenta, Américo Villarreal Guerra, tenía como funcionario de gobierno a un primo hermano de Juan García Ábrego, heredero de la organización criminal que fundó su tío Juan Nepomuceno Guerra en los años 30, el líder del cártel del Golfo.
En aquel entonces todo era elite política, buenos tratos y contrabando de cuello blanco, se controlaba el tráfico de whisky, fayuca, drogas y armas de los estados unidos, con ayuda de la policía judicial federal; y la representación en la Ciudad de México de Andrés Manuel López Obrador, ahora presidente de la república.
Amó el dinero que proveía el narco y supo el negocio que era Tamaulipas.
Heriberto Batres García protegía todas las operaciones ilícitas en Tamaulipas; desde ahí el interés de la 4T por las aduanas del estado y los negocios al amparo de las notarías, (como la de Batres, que fue regalada por Américo Villarreal en Matamoros).
-“Ahí estaba el billete” señaló en una mesa, mi extinto maestro don Jorge Rodríguez Treviño-
Entre las documentaciones más delicadas, se exhibió el negocio de los penales en Tamaulipas; lo cual era una mina de oro junto al trasiego de droga en ellos, todo mandatado y supervisado por Juan García Abrego, pasando la estafeta a Manuel Robles, y el cual era entregado a la principal administradora y dueña de la cartera del entonces gobernador; Paula Beatriz Anaya Guerrero.
Esa era la partida secreta que les dio la riqueza, propiedades, ranchos, casas en Nuevo León, Texas y Tamaulipas.
Las documentaciones ‘narcas’ de la época dorada en Tamaulipas; revelan que a finales del sexenio de Emilio Martínez Manatou, durante la época de Villarreal Guerra y Manuel Cavazos Lerma, el viejo régimen priista de los setenta, sentó las bases administrativas de la institución llamada Cartel del Golfo.
Hoy, entre escándalos de corrupción, su hijo, el galeno Américo Villarreal Anaya, quiere revivir al narco y a la delincuencia en Tamaulipas. Todo México sabe ya de sus nexos con huachicoleros, narco empresarios, narco políticos y terroristas de diferentes siglas.
Claro también con una facción rebelde del Cartel del Golfo, la cual hizo alianza con Sinaloa y algunos criminales de Jalisco y se hacen llamar Metros Nueva Generación.
Villarreal Anaya hizo acuerdos con los hermanos Juan José y Erik Arellano Hernández prestanombres de empresas ligadas a los líderes sinaloenses del narcotráfico, como Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael El Mayo Zambada, Rafael Caro Quintero y Juan José El Azul Esparragoza; Enrique Inzunza Cazares (verdadero gobernador de Sinaloa), Eduvigildo Carranza Beltran y el pariente Cesar Ángulo Valdez pariente de Sergio Carmona Ángulo; a quien llevo con Ruben Moya Rocha, actual florero de Sinaloa.
Por eso quiere desaparecer al GOPES (Grupo de Operaciones Especiales), para permitir a los carteles hacer sus escaramuzas de nuevo por el estado.
Las relaciones de Américo, han sido exhibidas en medios nacionales; hace algunas horas fue también exhibido en “la mañanera” donde defendió a los asesinos de los periodistas Carlos Domínguez en Nuevo Laredo a manos de los Canturosas y Javier Valdez a manos de Dámaso López Serrano “El Mini Lic.” Operador del cártel de Sinaloa.
“Son politiquerías”, dijo el macuspano, ex empleado de Villarreal Guerra.
No se esperaba más del mandatario, luego de la “doblada” que le diera Trump y la madriza que le dio el candidato de la alianza, Truko Verástegui al galeno, hijo de su ex jefe.
El “xicotequense” le dijo en su cara; huachicolero y corrupto, y Villarreal Anaya no lo desmintió, y ni con ortiguilla ha podido quitárselo.
Aún no sabe ni por donde le rompieron el hocico; sin embargo, dice que ganó, algo que no tiene.
La fábula de MORENA en Tamaulipas, no es más que los desperdicios de priistas vinculados a los narco-gobiernos de Tomás Yarrington, Eugenio Hernández (presos) y Egidio Torre Cantú, muchos de ellos señalados también en el asesinato de Rodolfo Torre.
Un ejemplo, Ricardo Gamundi Rosas, el operador electoral estrella del narco gobierno de Eugenio Hernández, está trabajando para Américo Villarreal, candidato de Morena a la Gubernatura.
Gamundi era “saca copias” en la oficina de Ana Teresa Luebbert Gutiérrez, hermana de Oscar Luebbert, quien también trabajó en aquellos años con los Villarreal. Los traicionó, como a Cabeza de Vaca con quien también colaboró.
Por azares del destino, apoyó a Geño Hernandez y fue intocable; hoy diseña gráficamente encuestas patito, y cobra via terceros en la 4T.
El Grupo Campestre (Victoria), cuya cúpula asociada con delincuentes, insiste en quedarse con Tamaulipas, quiere ese botín al que le sacaron miles de millones de pesos, mientras mantenían al Estado sumido en violencia del 2010 hasta 2016, cuando fueron echados por Cabeza de Vaca, esa es su frustración.
Los vientos de cambio, los encueraron.
Se acabaron los priistas de corazón.
Hoy Américo Villarreal Anaya, entre muerte, narco y huachicoleo, prepara a sus herederos para continuar con la “narco cleptocracia” que les dio riqueza y poder a costas del pueblo.
Américo Villarreal Santiago, un agresor, secuestrador y con vínculos visibles y comprobables con agentes criminales, opera la campaña de su padre; Humberto Francisco también ha tenido sus beneficios corruptos, pero a él le interesa más la lana y los subsidios de Iberdrola, para su negocio de celdas solares.
Se filtran grabaciones, videos y fotografías; Estados Unidos ya los investiga.
Se vienen escándalos muy fuertes para la familia Villarreal Anaya, y sin ganar la gubernatura será peor.
A chambear.
26 Abril 2022 | Por: Gildo Garza para accioncivilmexicana.org & República Alterna