“Nosotros los pobres” y “ustedes los ricos”, son películas famosas de Pedro Infante. “Los de Arriba y los de abajo”, es una película que todos los que vivimos en México interpretamos día a día.
El reparto de esta película es por un lado la élite económica de nuestro país y por el otro, algo más de sesenta millones de mexicanos pobres. (IMCO).
Todos somos México, este México tan único y especial, tan hermoso y tan lleno de contrastes, con miles de claroscuros, tan beneficiado por la naturaleza, a veces muy golpeado por ella misma, y con miles de cicatrices por toda su geografía. ¿Cuántas cicatrices en nuestro México? Cicatrices que no le quiero borrar en lo absoluto, porque en ellas está el reto, el reto de todos los mexicanos, y en ello lo que le debemos a nuestro país. No le quiero borrar ninguna de sus cicatrices porque la mayoría están ya cerradas por el paso de muchas décadas y generaciones, sin embargo, tiene muchas aún abiertas y otras que apenas se le abren, las que no podemos dejar en el pendiente, y las que definitivamente que deben ocuparnos, porque si no nos ocuparan, no lo querríamos.
No podemos obviar que el futuro nos observa y nos espera, ¿Cómo haremos para llegar a ese futuro con buena cara, bien aliñados, limpios y sin raspaduras? ¿Cómo haremos para cambiar este pérfido destino que al parecer nos ata a una especie de película que ya todos vimos, y que no queremos volver a ver por mala?
Hoy, se critica mucho al Presidente, se dice que, en lo general, se debe a resultados pobres o hasta nulos, y el pasado no es la excepción, y ahí está la historia, en la que hemos vivido el júbilo de ir como en un carrusel subiendo, encontrándonos después, con la inevitable bajada, que en nuestro caso se ha traducido en muy dolorosas decepciones.
Los de “arriba”, y la oposición política, no logran comprender cómo es que el partido de un mandatario tan criticado, es hoy por hoy la carta más sólida para las próximas elecciones del 2024.
Yo me encuentro con que existe una serie de interpretaciones erróneas de ese 1% de super ricos y de la clase media alta de nuestra sociedad, para con la realidad de los de “abajo”, lo que desde mi óptica particular debiera ser el punto de partida, para conseguir el cambio.
Veo (solo por mencionar una interpretación), una determinada predisposición en sus líderes de opinión, en sus intelectuales etc., a creer que sus opiniones, las que no dejan de ser las ideas de una minoría pudiente y con buena educación, son verdades rotundas e inequívocas, sin considerar que aquello que creen como indiscutible, nace de la visión de privilegiados, demeritando con sus opiniones a un personaje, el Presidente, que finalmente ha sido un gran interlocutor de los de “abajo”, por lo que a pesar de los resultados a la vista, su popularidad se mantiene alta, algo que lejos de minimizar, habría que analizar. ¿Por qué? Es la pregunta que habría que hacerse, seguramente en sus respuestas encontraríamos luz.
Si nos vamos para atrás en la historia, veremos que nuestra Independencia nace de la llamada clase criolla, la que era racista, y la Revolución es ganada por la élite del norte, muy en contra de la distribución de la tierra. Ahí dos grandes hitos históricos que nos muestran que finalmente tanto una como la otra, terminaron siendo enroques de poder entre determinadas élites o grupos, pero en los que los de abajo no contaron demasiado que digamos, es decir que, abajo se quedaron.
Ahora bien, esto permite el espacio para liderazgos frescos, nuevos y distintos. Los de arriba deben darse a la tarea de entender de una vez por todas, que la innegable popularidad del Presidente, nos guste o no, se debe sin duda a que ha sabido recoger y entender las voces de los de abajo, ofreciendo finalmente un diagnóstico más que verdadero, que no es elitista y que si tiene mucho de sentido común, así de sencillo, o sea, México es pobre gracias a que históricamente la política ha venido favoreciendo a los que más tienen, en lugar de privilegiar un país de clases medias mayoritarias, aspiracionistas y pujantes.
En vez de criticar y negar esta realidad, los que se oponen deberían sumarse a este conocimiento y a esta innegable situación en la que México ha venido viviendo tanta desigualdad por muchas dolorosas décadas. El cambio de mentalidad debe ser radical, de manera que se observen, se desarrollen y se apliquen, políticas públicas que realmente sean posibles a nuestra actualidad para que el país y su gobierno funcione para todos. Insisto, para todos, en un nuevo proyecto de Nación, no populista y si real y alcanzable.
Los “de arriba” seguirán ganando, tienen las habilidades y las herramientas para seguir generando y adaptarse a las circunstancias, sin embargo, estos y las grandes mentes de nuestro país, debieran dedicarse a crear un México más justo para los de abajo, ellos sí que lo necesitan, y considero que la narrativa de la oposición, necesariamente lo tiene que observar, ya que dejar este punto fuera o solo en el discurso, sería un grave error.
Es momento que la oposición atienda ambiciosa y sinceramente las demandas de los de abajo, retomar y reflexionar el populismo del Presidente y actuar “positivamente” en consecuencia, finalmente son grandes verdades y debieran quitarse la venda de los ojos que les impide verlas, sin duda que eso sería la mejor de sus rutas.
Los mexicanos debemos estar preparados, conscientes de las oprobiosas brechas de pobreza histórica, aplaudiendo y reconociendo los esfuerzos y los avances que hemos tenido en la historia de nuestra aún joven democracia, y hermanarnos con acciones que lo demuestren más allá de discursos populistas vacíos de propuestas y de los “cómos”, en los que la ciudadanía, sí o sí, tiene que participar muy activamente y no ser solo espectadores.
México merece más, y no olvidemos que, seamos de izquierda o de derecha o estemos en el grupo de los de “arriba” o de los de “abajo”, el futuro va a suceder estemos listos… o no.
10 de Agosto de 2022 | Por Oscar Athié para Acción Civil Mexicana
Imagen portada de gaceta UNAM
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