“Cuando amamos demasiado un sueño, simplemente no podemos renunciar a él. Es esa clase de amor que nos impulsa a seguir adelante, incluso, cuando ese algo no tiene sentido para los demás”. OA.
Por cuestiones de trabajo, he tenido la fortuna de conocer muchos países, de tener contacto con muy diferentes tipos de personas, culturas, religiones, idiomas, etc. Igualmente he tenido el placer de haber visitado todas las ciudades capitales de nuestro país, así como muchas de las ciudades de nuestros 32 estados. A Guerrero, desde luego lo conozco mucho más, porque también he tenido la fortuna de conocer sus 81 municipios, sus playas, donde nací, y su vasta y hermosa montaña. Al platicar en estos viajes sobre México, y quizá por la pasión con la que hablo de el, muchas veces me han preguntado ¿por qué tanto amor por mi tierra?, ¿por qué tanto amor por mi país? Esa pregunta me llevó a escribirle la siguiente carta:
¿Por qué te quiero México?, no lo sé. Simplemente, te quiero, sin embargo al reflexionar, me encuentro con muchas razones y motivos que argumentan y le dan total respaldo, al porque te quiero.
Concluyo que te quiero porque admiro tu grandeza, y no necesariamente me refiero a tu inconmensurable belleza, te quiero porque admiro lo que descubro al interior de tus inigualables paisajes y no por lo que se ve a simple vista.
Te quiero en el intento de comprender lo que dices en tu lenguaje de diversos sonidos, aunque algunos no me gusten y la mayoría me enamore. Te quiero también, en el intento de comprender tu historia, de vivirte en el presente y adivinar tu futuro que ineludiblemente es el mío.
Te quiero por los latidos de tu corazón, ¡si! Creo que tienes un gran y hermoso corazón, que late en el conjunto de tu gente, de tu geografía, de tu cielo, de tu tierra y de tu mar.
Te quiero por lo que eres, por lo que me significas, por tu grandiosidad y por tus momentos oscuros. Por tu seguridad en transcurrir desde que fuiste creado, por tu sabiduría, tus momentos dorados y por tus torpezas, caídas y sinsabores.
Te quiero porque eres gentil, sutil y humilde, y lo compruebo al sentir tus besos en mis pies, besos que me regalas cuando camino por tus tierras y por tus playas.
Te quiero por tus defectos, los que reconozco que me han causado dolor y tristeza, por tus altibajos, temores y dudas, ¿cómo no quererte? Pero, te quiero también y mucho más, por tus incontables historias de alegría, de diversión, de solidaridad, de empeño y por tu paz.
Si, insisto, por tu paz, porque si no la hubiera no pudiera estar aquí sentado contemplando esta hermosa parte de ti, y contándote porque te quiero.
Te quiero porque has sido siempre mi refugio, porque cuando me he ido, siempre he querido volver a ti, porque en tus memorias me nutro de fortaleza, y en los testimonios de tu semblanza me abrazan los fundamentos de mi fe inquebrantable en ti.
Te quiero porque nací en ti, y más allá de haber nacido en ti, porque te he vivido tanto, y por supuesto que te quiero porque te vivo a diario.
Te quiero con toda mi alma, y encuentro que también te quiero por tus gestos en toda tu geografía, los que haces con tus amaneceres, tus atardeceres, tus noches, tus calles, las de concreto, las de asfalto y las de tierra, inclusive las de los baches y las de los cables con zapatos colgando. Te quiero porque no eres perfecto y si perfectible, y entonces tengo un reto contigo que me hace quererte.
Te quiero por tus niños que son tu futuro, los de las escuelas de paga y por los que no, y aún más, por los que con esperanza se divierten jugando descalzos en tu suelo, persiguiendo un conjunto de trapos viejos a manera de pelota.
Te quiero por tus silencios, los de dolor y los de tranquilidad como el de ahora, los primeros los sufro contigo, y los segundos los gozo enormemente a diario, porque a diario existen sin dudarlo.
Amado México, siempre nos preocupa de alguna manera lo que queremos para bien o para mal, y porque te quiero me preocupas… para bien, en este caso. Y porque me preocupas me ocupo, si no, no te quisiera.
Te quiero por tus cicatrices, que también son mías y que no las quiero borrar de ninguna manera. Si no las tuvieras, ¿qué sentido tendría aspirar a la voluntad de superar los desafíos que te las han causado? Imposible cambiar el pasado, pero si que es posible diseñar tu futuro.
Te quiero porque te quieren innumerables tantos, los de aquí y los de allá. Los de aquí porque todos somos tuyos, los de allá por tu fiesta, por tus colores, por tu calidez, y porque como tu no hay dos. Porque ellos y nosotros, los que te han vivido,todos tenemos un cuento, una historia y un suceso que contar en ti y de ti. Si, también te quiero porque te queremos todos y porque todos cabemos en ti.
Te quiero porque eres una maravilla de la naturaleza de donde todo y todos hemos sido creados. Te quiero por los millones de fotografías y películas que llevo en mi mente de ti, y por los millones más que obtendré, hasta que mis ojos algún día terminen por cerrarse para no abrirse más, día en el que mi más caro deseo, será decirte adiós mirándote como hoy.
¿Por qué te quiero México?, no lo sé, simplemente… ¡te quiero!
PD: Sé que hoy te encuentras en momentos difíciles y oscuros, pero no dudes, que haré hasta lo imposible, por volver a verte brillar.
Y tú ¿por qué quieres a México? Cuéntame…
26 de Septiembre de 2022 | Por Oscar Athié para Acción Civil Mexicana