A la defensa del INE

“Nadie nace siendo un buen ciudadano, ninguna nación ha nacido siendo una democracia.

En vez de esto, ambos son procesos que continúan evolucionando a lo largo de la vida”.

Kofi Annan, Secretario General de las ONU, 1997-2006

La palabra democracia se forma con las palabras griegas “demos”, pueblo, y “kratos”, poder; uniendo ambas palabras, democracia se define como “el poder del pueblo” y, por consiguiente, es la forma de gobernar que depende de la voluntad del pueblo y, por depender de esa voluntad, la democracia se considera la forma de gobierno “ideal” debido a dos fundamentos básicos:

  • Autonomía individual, porque nadie debe sujetarse a reglas impuestas por otros; la gente debe ser capaz de controlar sus vidas.
  • Igualdad, para que todos los ciudadanos tengan las mismas oportunidades para influir en las decisiones que afectan a toda la sociedad.

A partir de estos fundamentos, democracia y derechos humanos están íntimamente relacionados y dependen entre sí, porque los valores de “igualdad” y “autonomía” son derechos humanos, y el derecho a tomar parte en el gobierno es, en sí mismo, un derecho humano.

Después de “la caída del sistema” en las elecciones presidenciales de 1988, se vio la necesidad crear una dependencia que tuviera como única función realizar los procesos electorales del país debido a que la Secretaría de Gobernación (a cargo de Manuel Bartlett en ese entonces) era quien organizaba las elecciones a través de una Comisión Federal Electoral, la cual era responsable del registro de los partidos políticos y de organizar, controlar y contar los de votos de los procesos electorales. Quien encabezaba esa Comisión era el secretario de Gobernación en turno, miembro del partido que ocupaba la Presidencia de la República, por lo que el resultado de las elecciones siempre estaba en duda.

En 1990, en el Congreso de la Unión se logró modificar la legislación electoral de la Constitución y expidió el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) con el cual se creó el Instituto Federal Electoral (IFE) que, después de varias modificaciones y mejoras, ahora es el Instituto NACIONAL Electoral (INE), que garantiza la veracidad de los procesos electorales municipales, estatales y federales y, con ello, garantizar el crecimiento y desarrollo de la joven democracia de nuestro país.

Ahora bien, la democracia implica que quienes sean electos como gobernantes, senadores, diputados federales y estatales, presidentes municipales, sean quienes hayan obtenido la mayoría del voto popular, a partir de las PROMESAS QUE HICIERON A SUS ELECTORES, las cuales TIENEN LA OBLIGACIÓN DE CUMPLIR PARA MEJORAR LAS CONDICIONES DE VIDA DE SUS ELECTORES, y también para PROMOVER E IMPULSAR EL CRECIMIENTO Y EL DESARROLLO de sus comunidades y ciudades y de TODO EL PAÍS.

En las campañas para renovar y/o reelegir dirigentes y representantes populares siempre se hacen promesas y compromisos de toda índole, pero si no se cumplen por las razones que sean, los ciudadanos podemos ejercer nuestro derecho a votar por opciones diferentes cuando se realizan los siguientes procesos electorales´, y ahí es cuando se manifiesta el proceso democrático como forma de gobierno: el pueblo el que pone, pero… TAMBIÉN el pueblo quita.

La democracia impulsa el crecimiento y el desarrollo de los países porque son el resultado directo de las promesas cumplidas orientadas a mejorar la condición de vida de los ciudadanos en todos los aspectos.

A pesar de que México tuvo la “dictadura perfecta” del PRI durante 70 años, se debe reconocer que, además del IFE, después IFE, se crearon instituciones que fueron trascendentales para el crecimiento y el desarrollo del país como son las universidades y las instituciones de salud, las cuales han llegado a tener gran reconocimiento a nivel mundial.

La democracia permitió el cambio pacífico de gobierno en el 2000, cuando el PAN asumió la presidencia, y de ahí en adelante ha permitido la alternancia de gobiernos hasta 2018, con la llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. Durante esos gobiernos se crearon diversos programas sociales dirigidos a mejorar varios aspectos de vida de millones de ciudadanos como como fueron: el Seguro Popular, el Programa de Estancias Infantiles, las Escuelas de Tiempo Completo, la continuidad del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), la creación de más fideicomisos para apoyar ciencia, tecnología y cultura, programas de apoyo para Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) y un largo etcétera.

Todos esos programas no eran perfectos; por el contrario, había aspectos que debían corregirse y mejorarse, PERO NUNCA CANCELARSE NI MUCHO MENOS APROPIARSE DE SUS RECURSOS SIN JUSTIFICACIONES REALES. En cambio, fueron sustituidos por programas CLIENTELARES que, en lugar de mejorar la situación económica de los beneficiarios, los hace dependientes de esos recursos porque no les dan ningún tipo de apoyo para mejorar sus capacidades y habilidades que les permitan tener mejores condiciones de vida verdaderas.

En mi opinión, las áreas de salud y educación son estratégicas para apoyar y propiciar el crecimiento y desarrollo de los países y, como mencioné anteriormente, mejoran la condición de vida de sus ciudadanos. Sin embargo, han sido las más perjudicadas.

En 2018, en México había aproximadamente 20 millones de personas que carecían de servicios de salud, pero a fines de 2020 ese número creció a casi 36 millones de ciudadanos. Con la promesa de que México tendría un sistema de salud “como el de Dinamarca”, se canceló el Seguro Popular y millones de personas de bajos recursos dejaron de tener atención y servicios médicos; asimismo, la destrucción del sistema de compra y distribución de medicamentos, vacunas e insumos médicos ha hecho que todos los hospitales públicos tengan muchos problemas para atender a sus beneficiarios; y durante el período de la pandemia por covid-19, que NO ha terminado, el gobierno fue peor que negligente para proteger al personal de salud y a toda la población y, en consecuencia, cientos de miles de personas fallecieron.

En lo referente a la educación, antes de la Revolución Mexicana el país era casi analfabeta; poco más de un siglo después, el porcentaje de la población alfabetizada en 2020 es del 95% de la población. Sin embargo, esto no significa que los estudiantes siempre hayan tenido la capacidad adecuada para aprender y comprender lo que se enseña, y es por ello que hace algunos años se crearon programas que apoyaban a las familias en el proceso educativo (estancias infantiles, escuelas de tiempo completo, etc.). Por el contrario, se pretende adoctrinar a niños y jóvenes y, así, reducir, limitar, acabar con sus habilidades y aptitudes.

Existen muchos sectores más en el país que han tenido regresiones funestas como son procuración de justicia, comercio, inflación, etc. El tema de la inseguridad que hoy flagela al país merece un análisis aparte, porque si regresamos a hace 10 años, el Partido Acción Nacional (PAN) perdió la elección presidencial por el drástico incremento que tuvo la inseguridad de 2006 a 2012. Durante estos cuatro años de gobierno ni siquiera existe estrategia para combatir la criminalidad porque el gobierno está coludido con el crimen organizado. En el caso del gobierno de 2012 a 2018, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió por la gran corrupción durante ese sexenio.

El sistema democrático no sólo nos permite escoger a través del voto a nuestros gobernantes y representantes, sino que también nos da el derecho a exigirles que cumplan con sus ofrecimientos de campaña a fin de mejorar la situación del país y de todos nosotros, en todos los ámbitos y, en caso de que sean perezosos, negligentes, y/o corruptos tenemos el derecho, y el poder con nuestro voto, de cambiarlos.

El gobierno que se eligió democráticamente en 2018 ha resultado ser populista, autoritario y hasta dictatorial, y aunque Andrés Manuel López Obrador ya vio que rechazamos la destrucción del INE, hará lo posible por perpetuarse en el poder en perjuicio de todo el país. Por ello es necesario que los ciudadanos nos involucremos en la política nacional para influir y participar en la toma de decisiones que nos benefician o afectan.

La marcha del 13 de noviembre pasado no fue sólo para DEFENDER al INE y a la democracia, sino también para EXIGIR el retorno de salud, educación, SEGURIDAD, libertad de prensa y expresión, retomar crecimiento y desarrollo y, lo más importante, hacer hasta lo imposible para que de verdad se revierta la pobreza.

#YoSiFuiALaMarcha y volveré a marchar para proteger al INE y la democracia de mi país las veces que sea necesario.

19 de Noviembre de 2022 | Por Seele Verre para Acción Civil Mexicana

Fuentes:

  • “Manual de Educación en los Derechos Humanos con jóvenes”, Council of Europe Portal, 2022
  • Historia del INE. Instituto Federal Electoral.

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